LA EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA FAMILIA: BENEFICIOS Y CLAVES.
El temperamento constituye uno de los factores clave para explicar las diferencias individuales en niños y adolescentes en los procesos de expresión, comprensión y regulación emocional, implicados en lo que se denomina Inteligencia Emocional.
Si bien esto es así, las experiencias de aprendizaje que se dan en el ámbito familiar, no sólo constituyen otro factor clave, sino decisivo, ya que tienen la capacidad de modular el anterior (el temperamento). De hecho, la sensibilidad y sintonía para con los estados emocionales de los niños desde el mismo nacimiento, influirán en su desarrollo y capacidad de ajuste emocional.
Esta es una de las principales conclusiones que se extraen del capítulo de D. Goleman, con el título, tan aclaratorio “El temperamento no es el destino”1
En la familia las relaciones, conformadas por fuertes lazos emocionales, el conflicto es inevitable; la forma en la que se aborda y resuelve, es una fuente muy importante de aprendizaje para el desarrollo emocional de los niños.
A su vez, el valor que en la familia se atribuye a las emociones y cómo se guía a los hijos en el proceso de regularlas y responder ante las mismas, define distintos patrones educativos, de los que resultan también distintas consecuencias en su desarrollo.
Se da un patrón educativo en el que, si bien se perciben los estados emocionales de los hijos, se considera que cualquier forma de gestionarlos es válida (laisezz-faire); en otros, las emociones son minimizadas (minimización-evitación) o no aceptadas (evitación-castigo). 2 y 3
A diferencia de los anteriores, la Educación Emocional como pauta educativa, se define por lo siguiente:
- Las emociones de los niños son aceptadas y entendidas como necesarias y positivas para el aprendizaje (al margen de que su vivencia pueda resultar agradable o desagradable).
- Si bien todas las emociones son aceptadas, la forma en la que se expresan, regulan y se reacciona ante ellas, es guiada, limitando las conductas que puedan perjudicarles a ellos mismos y a terceros.
TODAS LAS EMOCIONES PUEDEN SER ACEPTADAS, SU EXPRESIÓN, PUEDE Y HA DE SER GUIADA, Y ALGUNOS COMPORTAMIENTOS, LIMITADOS.
Las consecuencias en el desarrollo de los distintos patrones han sido ampliamente estudiadas; cuando los padres se muestran más competentes a nivel emocional y siguen el patrón de Educación Emocional, se han constatado lo siguientes beneficios en el desarrollo de los hijos (Gottman, Hooven y Katz, 1994)4:
- Biológicamente están más relajados.
- Muestran mayor capacidad de atención y mejor rendimiento académico (a igualdad de CI).
- Son más populares y más queridos por sus compañeros y maestros, se les percibe como más hábiles socialmente.
- Padres y profesores refieren menos problemas de conducta.
- Experimentan menos tensión con sus padres y se muestran más afectivos con ellos.
- Canalizan mejor sus emociones, presentan mayores recursos para regularlas.
Y bien, conociendo la influencia de la Educación Emocional, muchos se estarán preguntando: ¿Es posible aprender?
La respuesta es sí, si bien es clave:
-Un trabajo previo de autoconocimiento por parte de los padres, en el que se reflexione, entre otros, sobre el valor atribuido a las emociones.
-Conocer las características evolutivas del niño/a en cada etapa; lo que permite ajustar las expectativas de los padres y favorece el entendimiento.
A continuación, de forma simplificada, se señalan los principales elementos que guían la Educación Emocional:
2. Ayudar al niño a que exprese lo que siente, favoreciendo que tome conciencia sobre ello.
El niño necesita saber que su vivencia interior es “reconocida”, validada. Conviene evitar minimizarla o negarla, dar explicaciones lógicas, ridiculizar o atribuir sus emociones a rasgos de personalidad. 3. Ayudarle a que pueda poner nombre a sus sentimientos; al nombrarlos, se convierten en algo acotado, fundamental para poder regularlos; facilita que experimenten que pueden modificar sus estados emocionales.
4. Guiarle para encontrar alternativas de respuesta para resolver dificultades, que no le perjudiquen ni a sí mismo ni a los demás, limitándolas en ese caso.
CONCLUSIONES:
La influencia de la familia a través de su estilo de expresión emocional y de su práctica educativa, desempeña un papel clave en el desarrollo emocional de los hijos.
La Educación Emocional aporta beneficios en el desarrollo del niño en todas sus áreas.
Las competencias implicadas para poder ofrecer una Educación Emocional pueden ser enseñadas y por tanto, aprendidas y desarrolladas por las familias, partiendo del autoconocimiento y de la reflexión sobre el valor que se atribuye a las emociones.
Mª Soledad Vadillo Gutiérrez. Psicóloga nº col. CV-10.173 www.gabineteavanza.com
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: 1 -Goleman, D. (1996). El temperamento no es el destino. En D. Goleman, Inteligencia Emocional (37ª ed., 317-335). Barcelona: Karirós. 2y4 -Goleman, D. (1996). El crisol familiar. En D. Goleman, Inteligencia Emocional (37ª ed., 317-335). Barcelona: Kairós. 3 -López, F. Etxebarria, I, Fuentes, MJ, Ortiz, MJ (eds.)(1999). El desarrollo emocional. En Desarrollo Afectivo y Social (99-124) Madrid: Pirámide -Bisquerra, R (Coord.) (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Bilbao: Desclée de Brower.
LECTURAS RECOMENDADAS: -Bisquerra, R. (Coord.); (2012). ¿Cómo educar las emociones? La Inteligencia Emocional en la Infancia y la Adolescencia. Esplugues de Llobregat (Barcelona) Hospital Sant Joan de Déu. -Faber, A. Mazlish, E. (1997). Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen. Barcelona: Medici.
PARA LEER EN FAMILIA: -Martí, M. Colección Toni y Tina. Ed Almadraba & Hospital Sant Joan de Déu. -Ibarrola, B. (2003) .Cuentos para sentir I Educar las emociones. Madrid: Ed. SM -Ibarrola, B. (2003). Cuentos para sentir II. Educar los sentimientos. Madrid: Ed. SM